CUENTO POLICIAL

 Francisco Falco                                                                                                      

Comisión: 5

Profesor: Santiago Castellano 

Modalidad: Individual 

Original


CUENTO POLICIAL: 


Todo empezó en la casa de mi amigo Luis. Un sábado a la noche, de lluvia, junto a mis amigos del colegio. Una noche muy calma, la cual no ameritaba una salida o un plan muy elaborado, sino que más bien juntarse con amigos y jugar a un juego de mesa, parecía el programa perfecto. Es por ello, que decidimos jugar a la ouija, un juego recurrente en el grupo, para nada polémico o extraño en nosotros. 

La mesa ya estaba presentada para iniciar el juego, mientras el reloj de pie marcaba las doce de la noche, era hora de empezar. A lo largo de la partida, no todo transcurría como de costumbre. Mi amigo Nacho, parecía estar en todo momento incómodo, como si algo no le gustase de lo que estábamos haciendo. Además, el perro negro de Luis, intervenía constantemente con sus ladridos o corridas, extrañas en él.
Llegaba el turno de Nacho, debía jugar. Pero justo antes se corta la luz, y estalla un ruido a lo lejos en la sala de entrada de la casa. Efectivamente, corrimos y había un espejo roto. Desde ese momento, todo parecía extraño, de terror. No sabíamos qué hacer, sentíamos que cualquier movimiento abrupto era perjudicial. Pero esperen, falta alguien. No estaba Nacho. 

La situación se ponía cada vez más tensa. ¿Porqué desaparecería Nacho de un momento a otro? ¿Justo después del corte de luz? Muchas preguntas en poco tiempo me surgían. 

Es en este instante, cuando empezamos a buscarlo por toda la casa, con mucho miedo y precaución. Aproximándonos al baño, sentimos otro ruido ¡Cuidado! Dijo uno de mis amigos asustado. A lo que seguido a ello, vemos pasar una sombra rápida a lo lejos del pasillo. Parecía ser un enano empuñando un cuchillo herrumbrado, pero era una descripción bastante inverosímil por parte de mi amigo, como para ser creíble. Por lo tanto, decidimos continuar con la búsqueda. 

Pasa el tiempo, y no hay rastro de Nacho, ni siquiera pistas. Empezamos a pensar que se trataba de una broma. Hasta que Luis, luego de un largo rato sin él, con un grito, nos advierte que tenía algo para mostrarnos. Era Nacho, acostado en el piso del baño, pero sin daños físicos. 


Comentarios